Enfermedad inflamatoria intestinal en perros y gatos

Jason Gagné, veterinario, DACVIM
Por Jason Gagné, veterinario, DACVIM
Ultima Actualización: 24/9/2024Entre 2 y 4 minutos
Perro rojo con el médico

La enfermedad inflamatoria intestinal (Inflammatory Bowel Disease, IBD) es un complejo conjunto de trastornos gastrointestinales (GI) crónicos. Estos trastornos GI crónicos pueden afectar la calidad de vida de un perro o un gato.

Algunas mascotas tienen más posibilidades de tener IBD. Es importante conocer los factores de riesgo y los síntomas para detectar signos de IBD en tu mascota. Luego, puedes hablar con el veterinario para comenzar con un tratamiento.

¿Qué causa la IBD en perros y gatos?

Las causas de la enfermedad inflamatoria intestinal en perros y gatos no están muy claras. Sin embargo, hay ciertos factores que pueden aumentar el riesgo de tener IBD. Se incluyen los siguientes:

  • Genética: ciertas razas son más propensas a contraer enfermedades intestinales crónicas. Estas razas son yorkshire terrier, pastor alemán, bulldog francés y lundehund noruego. Aunque es poco frecuente en gatos, los siameses tienen más posibilidades de tener IBD.
  • El sistema inmunitario y la barrera intestinal: el 70 % del sistema inmunitario de un perro se encuentra en el tubo GI. El tubo GI actúa como una barrera y evita que posibles patógenos pasen a áreas del cuerpo a las que no pertenecen. El sistema inmunitario está siempre en funcionamiento para mantener un equilibrio entre la inflamación y la antiinflamación. Con la IBD, este equilibrio puede perderse.
  • Factores ambientales: el estrés crónico se asocia con una variedad de trastornos en la medicina veterinaria. Pregúntale a tu gato. El estrés es un factor importante que produce afecciones urinarias y respiratorias en los gatos. Actualmente, no se ha demostrado que contribuya a la IBD, pero el estrés crónico sí genera una inflamación sistémica, que puede predisponer a un gato o a un perro a tener IBD.
  • Microbioma GI: el tubo GI alberga muchísimos microorganismos, incluidas las bacterias que son vitales para la salud en general. Esto se conoce como microbioma GI. Al igual que el sistema inmunitario, el microbioma GI crea un equilibrio entre las bacterias beneficiosas y las que son potencialmente patógenas. Cualquiera de las anteriores, combinada con el microbioma, podría generar un desequilibrio y, posteriormente, la IBD.

Síntomas de la IBD en gatos y perros

La enfermedad inflamatoria intestinal en gatos y perros puede incluir los siguientes síntomas persistentes o recurrentes:

  • Vómitos
  • Diarrea
  • Sangre en las heces
  • Pérdida de peso
  • Disminución del apetito
  • Pérdida total del apetito

Estos síntomas pueden presentarse en conjunto o no y, si no se tratan, podrían provocar la hospitalización o la muerte.

Si tu perro o gato muestra alguno de estos síntomas de IBD, programa una cita con el veterinario. El profesional puede realizar pruebas diagnósticas, como examen de heces, análisis de sangre, radiografías, ecografías o biopsias del tubo GI. Estas pruebas lo ayudarán a determinar si tu perro o gato tiene IBD.

Tratamiento de la IBD en gatos y perros

Según los resultados de las pruebas, el veterinario desarrollará un plan de tratamiento para tu perro o gato. El tratamiento dependerá de la gravedad de la IBD.

En casos no tan graves, los veterinarios recomiendan realizar cambios en la alimentación de la mascota. Si solo eso no alivia los síntomas, otros tratamientos pueden incluir antibióticos, antiinflamatorios o inmunodepresores.

Si el veterinario recomienda una dieta terapéutica, como Purina Pro Plan Veterinary Diets, introduce el nuevo alimento durante un período de entre cuatro a siete días y aumenta de a poco la cantidad de comida cada día.

Una respuesta positiva a los cambios en la alimentación significa que tu perro o gato responde bien a los alimentos. La mayoría de los veterinarios recomiendan cambios en la alimentación porque esto reduce la estimulación del sistema inmunitario.

Si el veterinario recomienda una dieta terapéutica para tratar la IBD, podrás ver los resultados dentro de las dos semanas posteriores.

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Si sospechas que tu perro o gato tiene IBD, contacta a tu veterinario. Él realizará un diagnóstico y delineará un plan de tratamiento para ayudar a tu mascota a sentirse mejor.

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